24 Julio 2012

Las cooperativas y el desarrollo eléctrico

La ley de contingencia eléctrica redundará en un aumento de precios para el consumidor final

Óscar Herrera Cortés
Profesor, ITCRoherrera@itcr.ac.cr

Nuestro país se ha caracterizado por un modelo solidario de desarrollo, que ha ayudado enormemente a mejorar la distribución de la riqueza. Hay cuatro cooperativas que se han distinguido en el sector eléctrico por llevar progreso y bienestar a cientos de clientes a nivel nacional, pero, en especial, a nivel rural.

Coopelesca, fundada en 1965 con 365 asociados, ha marcado la pauta en el desarrollo de la zona norte. Se inició con la distribución de energía y con sistemas de alumbrado público; actualmente tiene en operación importantes proyectos de generación y de infocomunicación.

Coopeguanacaste, fundada en 1965 con 229 asociados, generó desarrollo económico y social en esta provincia, además de incursionar en el negocio eléctrico, iniciando la prestación del servicio a los cantones de Carrillo y Santa Cruz, cubriendo ahora toda la provincia.

Coopesantos, fundada hace más de 40 años, lleva servicio eléctrico a los habitantes de la zona de los Santos y Caraigres, atiende unas 120 comunidades de 9 cantones. Ha sido pionera en el desarrollo de generación de enrgía eólica.

Coope-Alfaro Ruiz: fundada hace 35 años, es el generador principal del desarrollo eléctrico del cantón de Zarcero; además de llevar la electricidad, impulsa proyecto de infocomunicación en las comunidades que atiende.

Según datos de la Aresep, para el 2011, estas cooperativas, vendieron 830.954 kWh, y acumularon por ventas por US$ 123,4 millones.

La mayoría de la industria de nuestro país está en el GAM, pero estas cooperativas rurales atienden el 28,06% de clientes industriales.

La base de sus clientes residenciales es importante, pero no lo principal, pues atienden solo al 12% de los abonados residenciales del país. En lo relativo a los ingresos por ventas de electricidad, el 53% de estos corresponden a la vendida para fines comerciales e industriales.

El aporte de las cooperativas de electrificación al bienestar de sus afiliados y habitantes en general de las zonas de cobertura no solo es innegable, sino que es digno de admiración. Con esfuerzo tesonero han levantado postes, torres de transmisión y sistemas de generación eléctrica, y han llevado la electricidad a los rincones más lejanos de nuestra patria.

Pero todo este esfuerzo y el bienestar de sus habitantes está siendo amenazado por la llamada Ley de Contingencia Eléctrica y algunos grupos de poder económico, interesados en capturar rentas, pues esta ley busca crear la figura de “gran consumidor”, que viene a ser como una suerte de intermediario entre la producción y la comercialización, estrujando los precios para los generadores, que redundará en un aumento de precios para el consumidor final – excepto los industriales–.

Esta ley le vendría a quitar a las cooperativas sus principales clientes, colapsándolas financieramente. Además, deja particulares vacíos legales, de tal suerte que no se establecen barreras de entrada o salida a estos grandes consumidores que estarían obligando al ICE a dar respaldo térmico, de tal forma que no asuman riesgos si el proveedor privado les falla.

Uno de los argumentos utilizados por estos grupos de poder, para promover este proyecto, es que no hay espacio para que los generadores privados crezcan y ayuden en “época de necesidad”. Pero viendo los datos de Aresep del 2011 y según la legislación vigente, los generadores privados pueden producir hasta un 30% de la potencia del conjunto de centrales eléctricas que conforman el sistema eléctrico nacional (SEN).

Hoy, el total de producción nacional es de 2,65 GW. La generación privada, sumando todas las fuentes, suma 374.288 kW, esto representa el 14 % del total del SEN. Aún está disponible un 16% adicional. Además de eso, están siendo incorporadas varias centrales adicionales, como Garabito, Pirrís, Pailas, Los Santos, que sumarían un total 376.000 kW adicionales al SEN. Por lo tanto, la producción nacional subiría 3,026 GW, por lo que el disponible para la generación privada pasaría a 907.929 kW. Entonces, con este escenario, habría disponibilidad de crecimiento para el sector privado de 533.641 kW adicionales. Recordamos que actualmente la suma de toda la producción privada es de 374.288 kW. Queda la pregunta obvia: ¿Dónde se está limitando la participación privada? Pareciera ser que este argumento es solo una excusa para otros intereses. Intereses que parecieran tener mucho de acaparadores y poco de cooperativos.