28 Junio 2012

Discurso del Presidente Uruguayo en la Cumbre Río+20

El pasado miércoles 20 de junio, durante la Cumbre Río+20, el Presidente Uruguayo José Mujica, expuso un inspirador discurso sobre la situación humana, el medio ambiente y las tendencias de consumo en la actualidad.

¿Qué es lo que buscamos? ¿Somos realmente felices? ¿Estamos gobernando la globalización o dejamos que ella nos gobierne a nosotros? Éstas, fueron algunas de las preguntas contenidas en el discurso del hombre catalogado por la prensa internacional como “el presidente más pobre del mundo”, quien finalizó su intervención reflexionando que “el primer elemento del medio ambiente se llama felicidad humana”.

Los invitamos a observar la intervención de Mujica en el vínculo http://www.youtube.com/watch?v=3cQgONgTupo. Asimismo, conociendo las restricciones de acceso a ciertos sitios de Internet desde las computadoras del Grupo ICE, transcribimos para su conocimiento, el discurso completo.

“Autoridades presentes de todas las latitudes y organismos, muchas gracias. Muchas gracias y nuestro agradecimiento al pueblo de Brasil y a su Señora Presidenta y muchas gracias a la buena fe que seguramente han manifestado todos los oradores que me precedieron. Expresamos la íntima voluntad como gobernantes de acompañar todos los acuerdos que ésta, nuestra pobre humanidad pueda suscribir. Sin embargo, permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta.

Toda la tarde se ha estado hablando del desarrollo sustentable. De sacar inmensas masas de la pobreza. ¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de consumo es el actual de las sociedades ricas? Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? ¿Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar?

Más claro: ¿el mundo tiene los elementos, hoy, materiales como para hacer posible que 7 mil u 8 mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales? ¿Será posible? ¿O tendremos que darnos algún día otro tipo de discusión? Porque hemos creado esta civilización en la que estamos: hija del mercado, hija de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo. Pero lo que fue economía de mercado ha creado sociedades de mercado y nos ha deparado esta globalización, que significa mirar por todo el planeta. ¿Y estamos gobernando la globalización o la globalización nos gobierna a nosotros?

¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una economía que está basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad? Nada de esto lo digo para negar la importancia de este evento. No, es por el contrario: el desafío que tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal y la gran crisis no es ecológica, es política. El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre. Y a la vida.

No venimos al planeta para desarrollarnos en términos generales. Venimos a la vida intentando ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida y esto es elemental. Pero la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un “plus” y la sociedad de consumo es el motor. Porque, en definitiva, si se paraliza el consumo, se detiene la economía, y si se detiene la economía, es el fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros.

Pero ese hiper consumo a su vez es el que está agrediendo al planeta. Y tiene que generar ese hiper consumo, cosas que duren poco, porque hay que vender mucho. Y una lamparita eléctrica, no puede durar más de 1000 horas prendida. ¡Pero hay lamparitas que pueden durar 100 mil, 200 mil horas! Pero esas no se pueden hacer; porque el problema es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que tener una civilización de “use y tire”, y estamos en un círculo vicioso.

Estos son problemas de carácter político que nos están diciendo la necesidad de empezar a luchar por otra cultura. No se trata de plantearnos volver al hombre de las cavernas, ni tener un “monumento al atraso”. Es que no podemos indefinidamente, continuar gobernados por el mercado, sino que tenemos que gobernar al mercado. Por ello digo, que el problema que tenemos es de carácter político, en mi humilde manera de pensar. Porque los viejos pensadores definían –Epicúreo, Séneca, los Aymaras-: “pobre no es el que tiene poco sino que verdaderamente pobre es el que necesita infinitamente mucho y desea y desea y desea más y más”. Esta es una clave de carácter cultural.

Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hacen. Y lo voy acompañar, como gobernante. Porque sé que algunas cosas de las que estoy diciendo "rechinan". Pero tenemos que darnos cuenta que la crisis del agua y la crisis de la agresión al medio ambiente no es una causa. La causa es el modelo de civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir.

Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi país hay 3 millones de habitantes (poco más, 3 millones 200). Pero hay unos 13 millones de vacas, de las mejores del mundo. Y unos 8 ó 10 millones de ovejas estupendas. Mi país es exportador de comida, de lácteos, de carne. Es una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.

Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y ahora están consiguiendo 6 horas. Pero el que consigue 6 horas, se consigue dos trabajos; por lo tanto, trabaja más que antes. ¿Por qué? Porque tiene que pagar una cantidad de cuotas: la motito que compró, el autito que compró, y pague cuotas y pague cuotas y cuando se quiere acordar, es un viejo reumático como yo y se le fue la vida.

Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana? Estas cosas son muy elementales: el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor arriba de la tierra, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental.

Precisamente, porque eso es el tesoro más importante que tienen. Cuando luchamos por el medio ambiente, el primer elemento del medio ambiente se llama la felicidad humana. Gracias."